«Cumbre del Huayna Potosí, 6088 msnm.»
Es difícil explicar que me lleva a hacer esto, aún más difícil explicar lo que sentí al alcanzar la cumbre del Huayna Potosí.
Fue duro, agotador, 5 horas de ascensión brutal, pero compensan los minutos que pasé en esa cumbre a 6088 msnm, amaneciendo, abrazado a mi cordada.
Salimos a la 1 de la madrugada, ya encordados y con crampones.
Palas y palas de nieve, hielo también, a los 5700 msnm el aire no llenaba los pulmones y teníamos que superar una pared casi vertical de 20 m a piolet, fue durísimo para mi.
En todo momento caminábamos como uno, el fuerte tiraba del grupo pero no ahogaba, necesitábamos también tomar aire y recuperar, así era posible la cumbre.
Cuando superé esa pared de 20 m empezaba a amanecer, a casi 5800 msnm vi la cumbre y pensé que tenía que alcanzarla, eran casi las 06:00 a.m.
Había que alcanzar la cumbre antes de las 09:00 a.m. ya que así está establecido por seguridad en esta montaña, las tormentas se empiezan a formar al amanecer en la cumbre y llegar más tarde de esa hora, a lo más alto, entrañaba un riesgo importante.
Los últimos 300 m de desnivel hasta la cima fueron durísimos, a cada paso una bocanada de aire y así hasta la cima, hasta alcanzarla.
Emoción, ganas de llorar, reír y abrazar a mis compañeros.
Y en silencio contemplar la inmensidad y belleza de las cumbres de Sudamérica. Febrero 2016.
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