«Un viaje de otro tiempo»
El tren de la selva, así se le conoce a la única vía férrea de Madagascar que transporta pasajeros y que une las ciudades de Fianarantsoa y Manakara, una expedición que no hay que perderse, toda una experiencia, interesante, intensa y de fondo, donde hay que estar preparados, 168 km en 16 horas.
Aquella mañana desperté temprano, muy temprano para estar en la estación, ya que el tren salía sobre las siete de la mañana, los horarios en Madagascar tienen un margen de cambio de varias horas, es decir, mejor estar temprano aunque después esperes cuatro horas para salir, y así fue, ya que prácticamente hasta las diez de la mañana no salimos, ese tiempo me permitió recorrer la estación, vías, y dedicar tiempo a fotografiar instantes.
La importancia y el tiempo empleado para el trayecto radica en que es la única forma de comunicación y transporte de pasajeros y mercancías para cantidad de pueblos y poblados perdidos en las montañas, donde lo único que hay es una vía férrea que los abastece. El ferrocarril fue construido entre 1927 y 1936 principalmente por trabajadores chinos y los rieles fueron traídos desde Alsacia, los franceses se los quitaron a los alemanes después de la Primera Guerra Mundial, cuentan que su construcción costó cientos de vidas de obreros, que hubieron de enfrentarse a la dureza del terreno, del clima del país y de su pobreza. Disentería y malaria fueron enemigos implacables de estos pobres trabajadores que dieron su vida por conseguir que un país como Madagascar pudiera conectar a un lado y otro de la isla. Toda esta carga emocional puede sentirse una vez que te montas en el tren, te transportas a un viaje de otro tiempo, parecía que viviera en los comienzos del siglo XX.
Durante el viaje compartí vagón con otros turistas, nuestro vagón estaba reservado, eso es algo que no podía cambiar, no me permitían viajar en otros vagones con gente local, si es verdad que había diferentes categorías incluso para la población malgache y en algunos vagones se viajaba de pié, donde si pude mezclarme con la gente fue en las paradas de estación.
Increíble las llegadas a tantas estaciones donde se cargan y descargan mercancías, se vende comida y todo lo vendible, hablas con locales, se acercan niños, y entre estaciones y paradas, los magníficos paisajes del este de Madagascar. Llegué a Manakara de madrugada, un día largo, increíble y cansado.
Magnífico e intenso viaje en tren por la selva hasta el Indico. Septiembre 2018.
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