Leticia. Lagos de Yahuarcaca. Amazonía Colombiana.

«Navegando por el Río Amazonas»

Volví a navegar por el río Amazonas, hasta la triple frontera Perú-Colombia-Brasil, así llegué a Leticia, la ciudad más al sur de Colombia, venia de Iquitos en Perú.
Este entorno se conoce como los Lagos de Yahuarcaca, un grupo de lagunas encadenadas al noroeste de Leticia que formaron parte originalmente del cauce del Río Amazonas, aquí pasé días pesca y recolección de frutos silvestres, aprendiendo con indígenas Tikunas de todo lo que ofrece la naturaleza, pirañas, sardinas, mojarras, y frutos como la guama, el caimo, o el huito, viviendo con ellos en sus casas empalizadas y flotantes.
Recorrí en barcaza y canoa este ecosistema, en silencio escuchando los sonidos de la selva, el verde sin fin y los colores del atardecer, de la inmensa Amazonía y su río.
Delfines rosados, tucanes, guacamayos, perezosos, y sobre el río la Victoria regia, la mayor planta acuática que existe, un nenúfar o lirio de agua, verla en su medio natural fue un privilegio, y en todos sus estados fenológicos, desde la hermosa flor de 20-40 cm hasta esas hojas de hasta 1 metro de diámetro, unidas al fondo por un largo tallo y capaz de soportar 40 kg bien distribuidos en su superficie.
Pasaba las noches sentado en el porche del hostel La Jangada, en Leticia, ahí mismo una Caligo confiada se posaba en mi mano, así es la Amazonía, un lepidopteros conocido como mariposa búho, ya que sus ocelos, visibles con sus alas plegadas, imitan grandes ojos para disuadir a sus depredadores.
Pero si algo tengo que recordar de Leticia es a la familia del hostel La Jangada, la señora Marta y el señor Jordan, Beatriz, Lorena, Yuli y Elisa. Enfermé de dengue hemorrágico y pasé días difíciles ahí, sin fuerzas para caminar, fiebre de 40 ºC, y con el número de plaquetas en sangre muy por debajo de los mínimos, hasta llegar a niveles peligrosos para mi salud, y en la mayor dificultad aparece gente buena como ellos, me acomodaron en una habitación mejor para mi situación, me hicieron de comer, me llevaban al médico y cada día estaban pendiente de mi.
El último día en Leticia quise que fuera más familiar y especial, me fui al mercado y compré dos alimentos muy amazónicos, Mojojoy, gusanos de escarabajos que se alimentan de la palmera de guaje, y Pirañas, toda la familia cocinó para mi.
Siempre los recordaré y nunca olvidaré tanta ayuda y cariño. Mayo 2016.

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