Ahora hace un año que viajaba por Madagascar, conociendo este país y sus gentes.
Uno de los lugares donde me quedé más tiempo fue al sur, en la costa oeste de Madagascar, en un pueblecito de pescadores llamado Anakao.
Un pueblo bañado por aguas turquesas, un hermoso arrecife de coral y un océano índico lleno de ballenas jorobadas. Aquí disfruté de una de mis aficiones preferidas, el buceo, y conocí a los amigos del centro de buceo Atlantis Madagascar.
Después de mis jornadas de buceo, paseaba por la playa hacia el pueblo de Anakao, un pueblo de pescadores que viven de lo que el arrecife de coral les da en sus jornadas de pesca.
Cada día era abordado en la playa por multitud de niños, algunos me pedían regalos, otros se hacían fotos conmigo y los más mayorcitos intentaban venderme algo y sacar alguno ariari.
Viví días bonitos en Anakao y quedó un recuerdo para siempre en mi memoria de este lugar del mundo.
Después supe que la persona que gestionaba el centro de buceo y las cabañas para alojarse de Atlantis Madagascar, donde viví varios días, colaboraba activamente en la escolarización de los niños del pueblo de Anakao, y adecuación de aulas para estos niños de familias humildes de pescadores, en su mayoría sin opciones de estudio, y con un alto grado de analfabetismo.
Desde que estuve allí colaboro con mi aportación anual para la escolarización por el momento de Marie, la niña de la foto, y espero que en un futuro lavidaenruta pueda aportar donativos para la escolarización de más niños de Anakao.
lavidaenruta…..bonito nombre para una fundación…..
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Gracias Teresa, hay ideas sobre eso. Espero que se puedan cumplir.
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